Peculiaridades

viernes, 3 de agosto de 2012

Grandes momentos de la maternidad







No sé ustedes, pero a mí me encanta dar la nota. La culpa la tienen mis padres, que presumían de niña que no sólo se sabía de memoria sino que además recitaba la obra entera de la función fin de curso de primero de EGB. Eso de tener a un público pendiente de ti marca tu personalidad, además de darte un gusto permanente por la escena, y hace que de mayor no te importe vestirte de hebrea y vitorear hosanna todos los años en La Pasión local, exponer en público cosas tan variopintas como un trabajo universitario, un discurso de graduación de niños que no son tuyos o tu experiencia como madre lactante, y dar el cante en público con tus niñas o a causa de ellas.


Criar a dos retoñas, a las que llamaremos Triqui -la peque- y Traca -la mayor- en público para preservar la poca dignidad que les queda a las pobres con la madre que les ha tocado en suerte, ha dado lugar a no pocas situaciones en que la destreza de una misma se ve puesta a prueba o puesta en escena, para pasmo del mundo entero o del que en esos momentos nos rodea. Siempre, por supuesto, saliendo airosa del trance.


Gran momento número uno:


Consejo escolar. Convocado para las diecisiete horas. Diecisiete horas y tres minutos. Ese día asistía la representante municipal, que era la primera vez que me veía. El resto de integrantes tienen ya más que asumido que me desplazo con mi minicirco particular, compuesto de Traca, Triqui, el Bolso (merienda, ropa, pañales, otros adminículos de mujer y madre), y Chila (supermochila ergonómica portabebés, el mejor invento tras el pelaajos de silicona, bueno no, mejor todavía). Llegué soltando a la grande en el hall para que jugara, con la chica, de dos años entonces, colgada a mi espalda en la supermochi, cubierta por un Superabrigo de los de apaño por detrás para que la nena asome su cabeza (el segundo mejor invento del siglo) y provista del Bolso y paraguas. Pedí perdón por llegar tarde, solté Bolso y paraguas, me saqué el Superabrigo en un plis por la cabeza, rechacé amablemente el ofrecimiento de ayuda para descolgar a la vástaga, cosa que hice en tres movimientos más ensayados que la muerte del cisne del Bolshoi, trinqué una silla, saqué ceras, papel y un aspito para la nena, nos arrimamos a la mesa y dije, mientras rodaban los globos oculares de la municipalidad presente por la mesa tras saltar de sus órbitas, "¿Por dónde íbamos?"


Recuerdo además que cuando la señora representante consiguió recuperar los ojos, volvieron a salírsele cuando oyó pedir a la chica, mientras repasábamos algún informe de la directora, "Maaaami, quiero tetaaaa" al tiempo que se asomaba a mi escote y yo le decía "Nooo, Triqui... Ahora no, LUEGO TE DOY UN POQUITO".


La verdad, ahora que lo pienso, no sabría decir si he vuelto a ver a esa señora...


Para otro día otra anécdota de las mías, que ahora la peque quiere remojarme en la piscina (hoy no toca nadar al lado de los cachas). Entretanto, como dicen los ingleses, feel free to express yourself, vamos, que cuentes tú las tuyas si te apetece.



8 comentarios:

  1. jajajajja...yo conozco la mochila, el abrigo y lo guapas que estáis Triqu y tu con ella asomando la cabeza... Pero esa misma mañana no me quede ojiplatica contigo, sino con Pececito Arcoiris, que pudo meterse en la estación de puerta de Sol un 8 de Diciembre a las 19:30 con una niña de 4 años de la mano y un niño de 1 sentado en el carro...e irse a Alcobendas en transporte publico. Todavía me estremezco pensándolo.

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    1. Ojiplática tú y ojiplática yo, que no por nada a Pececito la apodé yo la Diosa Kali de la maternidad. Que además, no olvidemos que se metió en tó mitá de la bulla con una niña que no era suya además de las propias, y nosotras dando gracias al Altísimo por haber comprado las diademas de angelito que nos permitían tenerlas localizadas...

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  2. Venga, uno de los míos: escenario, cualquier aparcamiento descubierto frente a cualquier gran superficie, personajes, nena grande, nena chica y una servidora. Servidora que se baja del coche muy dispuesta, saca a la peque de su silla, saca una tela larga del asiento de atrás, envuelve a la chiquituja en la tela, se la lanza a la espalda y se la ato cual fardo. Ayudo a la grande a salir y en amor y compañía cogemos un carro y nos entregamos al menester compril. Público de los alrededores, incluído vendedor de lotería, guiris de variada procedencia y toda clase de clientes que rondan sus vehículos, ojipláticos con la escena. Sólo me faltó pasar la gorra.

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    1. Conozco perfectamente esa situación, pasada de gorra incluida... Más de una vez he estado a puntito... XD

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  3. Jajaja. ¡¡Ay, que te echaba de menos!! Con ese desparpajo que gastas. Hale, pues ya me tienes de seguidora. Cojo una sillita y algo fresquito. Un besazo, Carmen.

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    1. Gracias, resalá. Me voy a coger yo también algo fresquito, y disfrutamos juntas. Un besazo.

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  4. Querida Pecu:

    Qué fan tuya me he hecho. Esa prosa, ese saber estar, ese desparpajo mochilero para cargar con Triqui hecha un fardito en tus reales costas... Es más, me apuesto algo a que nos conocemos de algún foro...

    Besos deslumbrados,
    Lady Vaga.

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    1. Muy Lady mía:

      Sin ánimo de peloteo, aprendo de las mejores. ;-)

      Y sí, nos conocemos de antes, de ciertas conversaciones desde un sofá chester. Ahora me paso por su casa; el otro día leí una cosa que me gustó mucho.

      Enhorabuena, por cierto, por su reciente matrimonio.

      Besos de fan a fan,

      Carmen, alias La Pecu.

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